
En medio de la brutal pandemia que ha detenido el mundo, Latinoamérica mira a China.
De ahí están llegando múltiples donaciones de equipos médicos, expertos y consejos para combatir la covid-19: forman parte de lo que algunos analistas ya han bautizado como la nueva «diplomacia de las mascarillas» de China.
En pocos meses, el país ha pasado de ser el origen y centro de una desconocida y nueva enfermedad -que al principio parecía lejana para muchos en Occidente- a exaltar sus victorias contra el nuevo patógeno y ofrecer ayuda a otros.
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Se trata de un cambio que algunos expertos consideran un intento de Pekín «por cambiar la narrativa» y mejorar su posicionamiento global, también en Latinoamérica, en un momento en el que Estados Unidos parece ausente.
«¡Gracias, China!»
Uno de los primeros países en recibir ayuda del socio chino fue Venezuela, con la entrega de unos 4.000 tests de covid-19 a mediados de marzo poco después de que el Fondo Monetario Internacional (FMI) negara los US$5.000 millones que el gobierno de Nicolás Maduro había pedido al organismo, pese a sus duras críticas en el pasado contra el mismo.